-¿Necesitás
algo más?
-No…
ta bien
-bueno
Ella
se va y enjuaga el frasco y purga la manguerita en la pileta. A lo lejos se
escuchan las campanadas del llamado a misa.
Él
la mira desde la cama mientras ella se pone el saquito de lana y agarra la
cartera. Se acuerda cuando la vio por primera vez, lo linda que era. Tiene la
sensación de que eso pasó ayer, de que no hubieran pasado tantos años. Ella
estaba vieja….y el también. El más que ella, más flaco y más enfermo. A lo
mejor me lo merezco pensó, y sintió que en esa mujer ya casi nada quedaba de la
otra, la que había conocido hace tantos siglos.
-me
voy a misa
-bueno,
chau
La
ve irse y sabe que es la última vez…
Hace
un par de años que ella va a misa, antes, en muchos años de casados él nunca la
dejó ir. Tal vez, estuvo pupilo en un colegio de curas y, un día, salvó el culo
(literalmente) escapándose por una ventana.
Odiaba
a los curas
Pero
ahora la enfermedad lo había ablandado, hasta a veces, cuando ella se iba le
pedía que rezara por él.
Hacía
un par de años que habían vendido y se habían hecho una casita en el fondo del
terreno de la hija… para estar más cerca
-Te
dije que te pongas a hacer la tarea, si te agarra la noche sin la tarea hecha
te cago a palos
-bueno
che, ya voy ¡(¿por qué tiene que gritar así?, parece una loca)
La
madre sigue lavándolos platos y el saca el cuaderno
-ma,
¿Qué quiere decir estoico?
-busque
en el diccionario… (¿Por qué los padres a veces tratan a los hijos de usted? Es
como que quisieran poner una barrera, ¿por eso los grandes hablarán así?)
Él
se levanta de la cama y va al patio. Empieza a buscar unos tirantes y el
martillo… clavos. Se acuerda de las casas que ha hecho en su vida. Hubo tiempos
buenos de laburo. Una vez con la plata que cobró se dedicó a estar un año
entero sin trabajar. Muchas veces le pagaban un viernes y se iba al boliche,
chupaba mucho, volvía mamau hasta la manija. A veces, cuando volvía le pegaba…a ella, claro.
Enfermedad
puta pensó. Hacía unos años había empezado ahogándose con la comida, después de
un tiempo ya no podía comer. Ahora ya no le pasaba ni la saliva. Lo alimentaban
por un tubito.
Pero
nunca renegó, ni una palabra, nadie recordaba que se hubiera quejado. Hasta a
veces le hacía un asado a la familia de la hija, sabiendo que era para otros,
que él hacía ya tanto que no podía. Pero al verlos a ellos comer, parecía que
era él el que lo hacía, tragaba con ellos.
Poder
tragar. Que deseo chiquito y a la vez tan grande
Poder
vivir… tan imposible
-dale
ma, ¿qué es estoico?
-dejáme
de romper las bolas, ya te dije que mires el diccionario, ¿para qué te lo
compramos?
Otra
vez los gritos, ¿para qué te compran las cosas? ¿Para echártelas en cara? Ni
debe saber, eso es lo que pasa, no sabe qué quiere decir y por eso grita.
El
tirante estaba bien afirmado, conocía el oficio. De chico había empezado a
trabajar, cuando murió el viejo y se hizo cargo de la madre y siete hermanos
más chicos que él.
Ató
el lazo a la madera y, por las dudas, lo aseguró con un par de clavos. Hasta
para morirse hay que laburar (pensó). Mientras trae la mesita recuerda los
aplausos. Aunque no pasó de tercer grado en la escuela, por esas cosas de la
vida, se le había dado por la lectura y, después, por recitar. Pasó por algunos
escenarios de algunos clubes y bodegones. En un tiempo lo conocían como “el
Gaucho pobre”. Pobre fue siempre, pero gaucho…más islero que gaucho, cuando iba con la canoa a
pescar, hacía años de eso.
Ya
con todo listo se calzó la gorra, inseparable, como la bicicleta. Que ya no
usaba.
En
la radio suena un tango de Darienzo, el que más le gusta
-che,
¿y tu viejo?
(Nunca
nadie lo vio quejarse)
-no
sé, recién lo llamé por la ventana y no me contestó
(El
médico dijo que murió en el acto)
-papi,
¿Qué quiere decir estoico?
(Que
se desnucó dicen)
-¿querés
que vaya a ver?
(Capaz
que Dios también andaba en la iglesia)
-no,
dejá, debe estar durmiendo…
(Un
albañil no debería morir mientras se da misa)
-¿estoico?...
no se hijo, buscá en el diccionario…
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